Todos queremos ser felices

"Todos queremos ser felices y sentirnos bien en esta vida, lo que nos diferencia es el camino que elegimos para conseguirlo."

Con 16 años aproximadamente llegué a esta conclusión. Me di cuenta de que tanto las personas que me parecían buenas como las malas, todos querían sentirse bien, ser felices. Unos necesitaban que los dejasen en paz, y otros maltratar o matar en mayor o menor medida. Visión terrible de los roles que adquieren los seres humanos porque se sienten mal con sigo mismos y con la existencia. 

Mientras unos necesitan hacer su vida tranquilos, otros (incapaces de relacionarse de forma respetuosa con el prójimo) se pasan la vida intentando herir física y psicológicamente a otras personas y seres vivos. Es increíble ver como sujetos con diferentes puntos de vista pueden tener necesidades profundas idénticas. Unos intentan hacer una vida más pacífica y otros más destructiva... Y la mayoría por dentro se sienten mal, lo que provoca que se comporten de una manera u otra. Unos persiguen unos ideales de bien estar y equilibrio mental (surgiendo distintos caminos y personalidades). Otros son miserables y destructivos en muchos aspectos, a pesar de sus esfuerzos por aparentar que son "normales". Hay caminos que conducen más o menos a cierto nivel de integridad y felicidad, y otros solo llevan a la ruina interior a pesar de las apariencias...

Y eso es al final la vida ¿Qué has hecho con la tuya? ¿Has alimentado solo el odio, la ira, la envidia y la mentira? 

Antonio Vivaldi - Las Cuatro Estaciones

Desde una pronta infancia pude disfrutar durante años de esta obra tan viva y apasionante. No me cansaba, la escuchaba casi todos los días. Yo de niña era un poco peculiar, porque admiraba más la música clásica que escuchaban los adultos en mi entorno, que mucha música moderna de los años 70, 80 o 90, (que estaba bien, pero no era lo mismo). Aquellas obras clásicas renacentistas y barrocas eran música para mis oídos, pasión, amor, vitalidad o paz (dependiendo de la obra por su puesto). La música clásica engrandecía, ensalzaba mi espíritu, y lo insuflaba de aquello que el mundo no le podía dar. Era como conectar con Dios, como conectar con la perfección, (https://www.youtube.com/watch?v=0c0AZDSfuRQ). 

Cómo lavar conchas

Hay conchas y conchas, algunas son más duras y otras a pesar de su apariencia son muy delicadas. Todo depende de la especie a la que pertenezca y cuanto desgaste haya sufrido. 
Por regla general las conchas de mar se pueden lavar dejándolas en un recipiente de cristal con agua limpia y un chorro de vinagre durante 10 minutos. Después se frotan con cuidado usando un cepillo normal. Las dejamos secar sobre un paño de algodón o servilletas de papel. Y a partir de ahí podríamos decidir si pulirlas, pintarlas, barnizarlas, etc. 

Pero hace dos años encontré  una concha de mejillón de río, y al meterla en agua con vinagre comenzó a deshacerse, por lo que perdió brillo e incluso grosor en algunas zonas. Sin embargo las conchas de almejas de río que suelo encontrar son: más duras (tanto que resulta complicado perforarlas), más brillantes y están menos erosionadas. En casos así es mejor usar jabón de manos neutro y un cepillo normal o suave para no degradar demasiado la concha y sus cualidades. 

Si os interesa un poco el mejillón de río, aquí hay información (https://www.informacion.es/medio-ambiente/2024/07/18/depuradoras-contaminan-mejillones-rio-alerta-105790569.html), 

(https://www.ambientum.com/ambientum/biodiversidad/los-cientificos-alertan-de-la-desaparicion-del-mejillon-de-rio.asp), y (https://margaritiferamargaritifera.pt/enquadramento/). 

Plátano con canela (4 raciones)

Esta forma de preparar el plátano la experimenté hace 2 años en una versión más modesta (solo con canela). Y de vez en cuando la preparo, pero hoy le he puesto más encanto y he decidido apuntarla por aquí. Eso sí, tiene cierto aporte calórico importante, por lo que no hay que abusar de ella. 

Pelamos y troceamos en rodajas o al gusto 4 plátanos medianos o grandes, los colocamos como más nos plazca en un cuenco o plato de postre. Espolvoreamos canela en polvo por encima a nuestro gusto, y a continuación tenemos tres opciones: añadir un poco de azúcar blanco, o azúcar de caña, o un chorrito fino por encima de leche condensada. 

Es sin duda la receta más sencilla que he preparado, y está muy buena. Incluso puedo decir que el plátano con canela espolvoreada es buena si tenéis el estómago y el intestino inflamados.