Hará un par de años compré un par de libros imán de la
editorial Susaeta. Me llamaron la atención por la forma redonda que tienen y
por tener recetas sencillas y bien explicadas. Hace poco hicimos esta receta en cuestión con
un pequeño cambio, y nos encantó así que la voy a compartir.
Primero batimos en un cuenco de cristal con una espátula de
madera: 180 gramos de mantequilla, 100 gramos de azúcar y media cucharadita de
aceite esencial de lavanda (apto para consumo alimentario), hasta obtener una
crema de color claro. Luego mezclamos con 225 gramos de harina, 75 gramos de
pistachos pelados y un poco picados, y otros 75 gramos de arándanos
deshidratados. Formamos una bola con la masa, después la dividimos en 2 rollos de
unos 5 centímetros de diámetro, y envolvemos en film transparente. Ahora los
metemos en el frigorífico durante 1 hora. Mientras precalentamos el horno a 180º centígrados. Forramos la bandeja baja del horno con papel parafinado,
cortamos la masa en rodajas de 1 centímetro de grosor, colocándolas en la
bandeja a unos 5 centímetros las unas de las otras. Las horneamos durante 15
minutos más o menos (hasta que se doren), y las dejamos enfriar para que se
endurezcan y colocar en un plato o bandeja. Y repetimos la operación con el 2º
rollo de masa.
No os asustéis del olor a lavanda porque tiene un sabor más
suave, si no os gusta el aceite de Lavanda podéis sustituirlo por vainilla,
limón, menta… Lo que más os guste.
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