Me he criado entre drogadictos, la mayoría de ellos no lo reconocen, ni tan poco lo perciben como un problema. Estás personas, y otras que he tenido en mi entorno con un perfil similar, me han permitido ver como ven ellos y ellas el consumo de ciertas sustancias. Básicamente la vida es muy dura para todos, pero una mayoría de la sociedad (si, hay mucha gente que se droga a diferentes niveles) prefiere evadirse consumiendo sustancias antes que afrontar la vida de forma más estable y sana. Al final solo esconden la suciedad debajo de la alfombra. Y algunas de estas drogas son de carácter más industrial, llegando a venderse como tratamientos médicos desde hace 100 años o menos.
Otras existen desde antes del surgimiento del cristianísimo y eran utilizadas en rituales sagrados, de forma puntual, e incluso por un número limitado de individuos. Estás últimas, le aportaban un cliché divino y espiritual a la experiencia. Y precisamente eso ha sido el marketing perfecto para mafias toleradas por gobiernos que las han usado de forma masiva para tener a la población: adicta, distraída, arruinada, cegada, enferma, y acabada.
No digo que sea bueno usar sustancias para conectar con lo divino. Existe el trance y la meditación, que te permitirán conectar de forma real y sana. Las drogas te alteran y te provocan alucinaciones...
Eso no es conectar con Dios, o aquello en lo que crees a nivel espiritual.
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