En estos últimos años me he dado cuenta de una creciente obsesión por añadir vainilla a todos los postres. Me parece maravilloso que a la gente le guste esta especia, pero... ¿Solo esta? ¿No hay nada más por saborear en esta vida? Se pueden dejar los postres con su sabor original, sin vainilla. Disfrutándolos como lo hacían nuestros bisabuelos y tatarabuelos. En aquellas épocas muy pocas cosas llevaban vainilla y aún así estaban deliciosas. Es como si le añadiéramos mayonesa a todo, se que hay gente que lo hace, pero no es bueno. Hay que disfrutar e incluso innovar, donde otros ponen esencia de vainilla puedes ponerla de naranja, de regaliz, de lavanda... O dejarlos con sus sabores a bizcocho, fruta, nata (en ocasiones menos es más). Hemos olvidado los matices propios de otros alimentos menos saturados de azúcar, vainilla, etc... Es como si te obligarán a limitar tu paladar. Por otro lado si te saturas a comer solo lo que más te gusta, el paladar se acostumbra y ya no te sabe tan intenso o bueno. Es algo a tener en cuenta.
domingo, 22 de septiembre de 2019
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