Tulipa con botella "reciclada"

Aún me acuerdo de cuando hace años se puso tanto de moda hacer tulipas para lámparas con botellas de plástico en desuso… Por todas partes encontrabas programas de televisión, revistas, blogs,…donde te planteaban un sinfín de ideas para crear formas que parecían muy buenas, así que decidí ponerme manos a la obra. 

Tenía una lámpara de techo en mi habitación con bombillas halógenas, y pensé en cambiar sus tulipas originales de cristal por unas de plástico de botella. La 1ª metedura de pata que hice, y como yo muchos más, fue ir al supermercado y comprar una docena de botellitas de agua de "Solán de cabras" porque era la marca cuyas botellas enseñaban en todos esos maravillosos tutoriales. Lo 2º fue intentar hacer las florituras que se pusieron de moda…y darme cuenta de que eran cutres. Lo 3º, pasar días lijando a ratos las botellas porque no entraban en el casquillo de bombilla que tenía mi lámpara. En 4º lugar, ver que poniendo una o varias capas de  botella se filtraba la luz de la bombilla demasiado y cegaba. Y 5º y último detalle, una vez cogía calor la bombilla y pasaban unos minutos, el plástico de la botella (que no está diseñado para aguantar ese tipo de temperaturas) comenzaba a deformarse y quemarse... No me molesté ni en esperar a ver como el plástico se fundía pudiendo provocar un cortocircuito. O cómo caía el plástico fundido en el edredón pudiendo provocar un incendio. Apagué la lámpara y una vez fría la bombilla y la tulipa de plástico de botella “reciclada”, volví a colocar las tulipas originales de la lámpara, y tiré todas las botellitas de plástico al contenedor de envases. 

Reflexiones que pude sacar de esta experiencia: cuando se llevan a cabo cierto tipo de ideas sobre “reciclaje” hay que pensar bien lo que vamos a hacer, buscar información sobre las cualidades de los materiales y hacer una prueba. 

Por otro lado, intentar darle un toque de nuestra propia cosecha, y si puede ser para mejorar el resultado mejor aún ;) En muchas ocasiones vale más reciclar teniendo ideas propias y realmente viables que se adapten a nuestras necesidades, que dedicarse a seguir como corderitos sin cerebro, ideas que están concebidas para promover el consumo de “x” productos.