domingo, 18 de abril de 2021

Gusano cogollero (Helicoverpa armigera)

Esta es una experiencia que viví hace 7 años, sigue pareciéndome interesante así que he decidido compartirla en este blog. 

"Hace casi dos meses me encontré una oruga en la lechuga. Pero en esta ocasión en vez dejarla en la ribera del río, decidí criarla. Cogí un envase de especias de plástico grande y le hice agujeros en la tapa con un destornillador de estrella pequeño. Después coloqué trozos de hoja de lechuga en su interior y la susodicha oruga. Las primeras horas estuvo desorientada y aletargada, imagino que del frío del frigorífico. Tres veces al día abría la tapa y abanicaba el bote para renovar el aire, y una vez al día cambiaba la lechuga y limpiaba las deposiciones del insecto. Era como criar un gusano de seda pero con lechuga. Como no era una especie de oruga venenosa pude ponerla con cuidado en la palma de la mano. Y en dos semanas había triplicado su tamaño, alcanzó un tercio del tamaño que un gusano de seda maduro.  Al cabo de unos días dejó de comer, y sólo daba vueltas y vueltas desesperada por el bote. Me pareció raro… hasta que se me ocurrió que podría estar buscando un lugar donde hacer su capullo. Busqué en enciclopedias de insectos y en Internet a que especie podía pertenecer, me costó un poco porque pertenece a una familia de polillas muy extensa pero gracias a las manchas de la cabeza la pude diferenciar. Esta especie en concreto no hace capullo, simplemente se entierra y se transforma en crisálida para después salir convertida en polilla. Así que corriendo quité la lechuga, limpié el envase y lo rellené hasta la mitad de tierra de maceta limpia y seca. La oruga hizo tres intentos de enterrarse y a la cuarta vez se enterró de forma definitiva. Se pasó más o menos tres semanas enterrada, llegué a pensar que se había muerto y no iba a salir…Por lo que empecé a remover la tierra con suavidad, y la encontré en modo ninfa, (movía el culito cuando la cogía con cuidado). Para no estresarla más, puse la tierra en su sitio y la enterré con cuidado dejando la zona más gruesa (la cabeza) hacia arriba y cerca de la superficie. En cuestión de días salió perfectamente formada, con sus alas de manchas color crema y canela… sencilla pero hermosa. Aproveché para hacerle fotos una vez más y viendo que el animal estaba deseando escapar en libertad la solté por la ribera. Los primeros segundos se quedó quieta y acto seguido se marchó revoloteando alto hasta donde me alcanzó la vista. Me encantó verla volar así :)" 15-10-2015. 



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