Hace años me hice fan de los típicos programas de televisión sobre decoración. La verdad es que me gustaba bastante ver el antes y el después de las estancias. Digamos que da cierta sensación de satisfacción... La cuestión es que decidí poner unas cuantas almohadas en mi cama que combinasen con los colores de la habitación, y al final después de preguntar en muchas tiendas encontré lo que necesitaba. Pero estas dos almohadas de color azul claro no terminaban de gustarme, y por otro lado no quería tener que tirarlas, así que me puse manos a la obra.
Recorté un par de bolsas de basura por el lateral, y las extendí en el fondo de la bañera limpia y seca. Luego puse otra bolsa dentro de la funda de una de las almohadas para que no traspasase la pintura a la tela del otro lado. Estiré bien la tela por una de sus caras y la coloqué en la bañera, encima de las bolsas de basura recortadas y estiradas. Con ayuda de una brocha para estarcidos y pintura para telas, unté las puntas e la brocha, la sacudí un poco hacia un lado. Y poco a poco fui dando a la funda de la almohada ese aspecto de estarcido un poco regular y desenfadado al mismo tiempo (fino con algunas gotas gordas). Dejé secar, planché la tela como indican las instrucciones de la pintura para telas, y la lavé para comprobar como quedaba finalmente. Y me gustó, así que repetí el proceso con la otra funda de almohada, dejando en ambas una cara con el efecto del estarcido y la otra sin personalizar. A día de hoy, después de años siguen gustándome.
Recorté un par de bolsas de basura por el lateral, y las extendí en el fondo de la bañera limpia y seca. Luego puse otra bolsa dentro de la funda de una de las almohadas para que no traspasase la pintura a la tela del otro lado. Estiré bien la tela por una de sus caras y la coloqué en la bañera, encima de las bolsas de basura recortadas y estiradas. Con ayuda de una brocha para estarcidos y pintura para telas, unté las puntas e la brocha, la sacudí un poco hacia un lado. Y poco a poco fui dando a la funda de la almohada ese aspecto de estarcido un poco regular y desenfadado al mismo tiempo (fino con algunas gotas gordas). Dejé secar, planché la tela como indican las instrucciones de la pintura para telas, y la lavé para comprobar como quedaba finalmente. Y me gustó, así que repetí el proceso con la otra funda de almohada, dejando en ambas una cara con el efecto del estarcido y la otra sin personalizar. A día de hoy, después de años siguen gustándome.