Necesitamos 6 u 8 rodajas de un dedo de grosor de calabacín
muy grande (de más de un puño de diámetro), lavadas, peladas y cortadas en pequeños
cuadrados, 4 cucharadas de azúcar con un poco de copete, y el agua justa para
cocer el calabacín. Ponemos estos ingredientes a cocer a fuego medio en una
cazuela durante 30 minutos, removiendo cada 5 minutos y añadiendo un poco de
agua cuando sea necesario. Una vez esté el calabacín cocido, apagamos el fuego
y añadimos un sobre de gelatina neutra en polvo de 10 gramos (de poco en poco y
removiendo bien con unas varillas). Exprimimos medio limón mediano y mezclamos
bien el zumo con la mermelada de calabacín. Ahora podemos dejarlo así o batirlo
con la batidora, rellenar un tarro de 350 gramos hasta dejar 1 dedo de altura
sin rellenar, cerramos bien y dejamos boca abajo hasta que se enfríe. Entonces
guardamos el taro en posición normal en la nevera. Si añadís la gelatina quedará con textura de gelatina, cuajado. Sin gelatina quedará como en la fotografía, más líquido.
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Fotógrafa Cristina García Rodero
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