viernes, 30 de octubre de 2020

¿Disfrazando a las verduras o engañando a nuestro cerebro?

Hace unos días fuí a la carnicería, el dependiente intentó convencerme por segunda vez de que comprase unas hamburguesas vegetarianas que le ha traído el distribuidor. Soy consciente de que cada cual solo hace su trabajo; el uno vender y el otro distribuir... Ahora yo me pregunto ¿si fuera vegetariana o vegana, para que quiero comprar verduras con aspecto y sabor a carne? Cada uno es libre de elegir en esta vida, pero hay que ser consecuente. Si contemplase los valores que se supone que debe seguir un vegetariano o vegano... ¿No se supone que carezco de necesidad e intención de comer carne o proteínas de origen animal, ni nada que se le parezca? Le dí la charla al carnicero, breve pero se la dí. Y llegué a la conclusión de que es muy absurdo que creen productos para una clientela tan hipócrita. No digo que todos los vegetarianos o veganos finjan serlo. Hay gente que se lo toma en serio y no van por ahí pegando a los demás por no pensar igual que ellos (por suerte para la humanidad). Pero hay mucha gente desarrollando en su entorno habitual una imagen, etiqueta o postureo, que termina en cuanto van al pueblo y les plantan en la mesa el chorizo, el lomo, el salchichón, la morcilla, el chuletón o el lechazo al horno. Y lo más triste de todo es que llegan incluso a ponerse agresivos y arrogantes defendiendo lo "vegetarianos" o "veganos" que son. 
Así que aquí lanzo una pregunta ¿A que no compráis en la frutería carne de atún con forma, textura y sabor a puerro? ¿Entonces porqué compráis verduras, legumbres y vete tu a saber qué con forma de carne procesada en la carnicería? 
También es cierto que se puede contemplar como una nueva forma de presentar y consumir verduras, legumbres y hortalizas. Pero yo si quiero comer una berenjena la cocino y me la como. Me gusta lo "verde" y no hago desprecios a su forma y sabor. No necesito disfrazar las verduras de carne picada. 

sábado, 24 de octubre de 2020

Reutilizar latas

Creo que todos alguna vez hemos tenido alguna lata entre las manos que nos ha gustado lo suficiente como para querer tenerla en casa de adorno. Siempre se puede guardar la lata intacta, sin abrir por los siglos de los siglos...Yo lo que hacía era, consumir la bebida lógicamente, y retirar la parte superior de la lata con el típico abre-latas. Lo malo, es que siempre se rallaba un poco el borde exterior y en el interior quedaban trozos de metal que raspaban, así que por mucho que lo limase no quedaba bien. 
Hasta que hace un mes compré un refresco de “uva”. Como me gustó el envase decidí probar una nueva técnica que me había comentado mi pareja hace años. Fui a un lugar donde hubiera borde de acera de cemento, y donde no hubiese casas cerca (para no molestar con el tema del ruido). Coloqué la lata boca abajo y empecé a frotarla teniendo cuidado de no doblarla. De vez en cuando la giraba un poco, para dar más horizontalidad al efecto de lijado que producía el borde de la acera. Cuando vi que en todo el borde de esta había una línea por el medio, tiré con los dedos a modo de pinza de él, y salió. 
Con paciencia y mañana conseguí separar la parte superior de la lata sin rallarla, ni doblarla, ni gastar dinero en máquinas. Y gracias a la ayuda de lija muy fina y de virulana de pulir metales, dejé en canto interior perfecto :) 


Así que ya conocéis  una forma de dar uso a vuestras latas favoritas y sin necesidad de gastar dinero apenas. Pudiendo aprovecharlas para dejar lapiceros por ejemplo (no las utilicéis para uso domestico ni guardar líquidos ya que se pueden oxidar). 

viernes, 16 de octubre de 2020

Ilustrador Daniel Merriam

Encontré la obra de este artista hace más de 13 años, en esas épocas en las que buscaba ilustraciones o fotografías por Internet para conocer nuevos artistas. Es verdad que su trabajo es más recargado e incluso juega un poco con la magia y la fantasía. Pero puedo decir que es una obra exquisita. No tengo más palabras: los colores, las formas, el detalle, solo dicen una cosa "exquisito" (http://danielmerriam.com/). 


domingo, 11 de octubre de 2020

Crema de patata, calabacín y puerro (2 raciones)

No hay nada como improvisar en la cocina con lo que una encuentra por la nevera, y este es uno de esos casos. Me gustó tanto que escribí la receta y la he repetido en más de una ocasión. 
Cocemos a fuego alto en una cazuela mediana: la cantidad de agua de 3 platos semi hondos casi llenos, una cucharada de perejil seco y una pizca de curry. Dejamos romper hervir y entonces añadimos: medio puerro mediano (troceado y bien lavado con agua), 2 patatas pequeñas (lavadas, peladas y lavadas de nuevo), y 1 palmo de calabacín grande. Troceamos todo en porciones similares, junto a una loncha un poco gruesa de queso de cabra semicurado. Hervimos durante 20 minutos a fuego medio-alto, removiendo cada 5 minutos. Cuando la patata y el calabacín estén blandos, retiramos del fuego y lo batimos bien. Comprobamos si necesita un poquito de sal, y listo. 

viernes, 2 de octubre de 2020

Limpiando joyas y demás

Aún recuerdo cuando limpiaba mis pendientes de plata con bicarbonato… Como no tenía ni idea de cómo quitarles la suciedad, me fié del consejo de lavar las joyas de oro y plata con bicarbonato. Las humedecía y con un cepillo de dientes viejo las frotaba, pero dependiendo de lo sucias que estuvieran no conseguía gran resultado. Al final cogí la costumbre de poner los pendientes, pulseras o cadenas que quisiera limpiar, en un vaso cubiertos de agua y bicarbonato durante un par de semanas. Funciona sí, pero se gasta mucho bicarbonato. 
Hasta que un día pregunté en una tienda de regalos si sabían con qué limpiar este tipo de aleaciones. Me vendieron un líquido específico para oro y plata, en el que con tan sólo sumergir un minuto las joyas, aclararlas con agua y dejarlas secar sobre papel quedaban limpias. La pega es que si sumerges cualquier joya de aleación o con baño de peltre por ejemplo, se estropea dejando un acabado sucio. 
Por otro lado, con los años en más de una joyería me hablaron de un tipo de paño que está tratado con una solución química, permitiendo limpiar oro, plata, cobre, etc, simplemente frotando. Según como sea la joya en cuestión puede ser algo tedioso...pero es efectivo. 
Y luego está el mítico algodón mágico o limpia metales en crema, que según que joyas, entre piezas de aleaciones o incluso pomos de puertas, son muy útiles puesto que ayudan incluso a devolver el color original a la aleación en sí. O a pulir como es el caso de la lana de acero. 


No olvidéis lavaros las manos después de utilizar este tipo de productos. O mejor aún, utilizad guantes de algodón con unos de goma o vinilo encima para evitar la sensibilización de la piel hacia estos productos químicos. 

Fotógrafa Cristina García Rodero

Me frustra no poder encontrar autores y autoras de fotografía que me interesen, siempre se hablan de los mismos. Hoy he encontrado esta auto...