Creo que todos alguna vez hemos tenido alguna lata entre las manos que nos ha gustado lo suficiente como para querer tenerla en casa de adorno. Siempre se puede guardar la lata intacta, sin abrir por los siglos de los siglos...Yo lo que hacía era, consumir la bebida lógicamente, y retirar la parte superior de la lata con el típico abre-latas. Lo malo, es que siempre se rallaba un poco el borde exterior y en el interior quedaban trozos de metal que raspaban, así que por mucho que lo limase no quedaba bien.
Hasta que hace un mes compré un refresco de “uva”. Como me gustó el envase decidí probar una nueva técnica que me había comentado mi pareja hace años. Fui a un lugar donde hubiera borde de acera de cemento, y donde no hubiese casas cerca (para no molestar con el tema del ruido). Coloqué la lata boca abajo y empecé a frotarla teniendo cuidado de no doblarla. De vez en cuando la giraba un poco, para dar más horizontalidad al efecto de lijado que producía el borde de la acera. Cuando vi que en todo el borde de esta había una línea por el medio, tiré con los dedos a modo de pinza de él, y salió.
Con paciencia y mañana conseguí separar la parte superior de la lata sin rallarla, ni doblarla, ni gastar dinero en máquinas. Y gracias a la ayuda de lija muy fina y de virulana de pulir metales, dejé en canto interior perfecto :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario