sábado, 29 de octubre de 2022

Necesito que todo acabe

A lo largo de mi vida en diferentes ocasiones he tenido ganas de morir, de suicidarme, de desaparecer. No es alentador escribir sobre estos temas, pero soy consciente de que cuando uno se encuentra en un estado mental así no suele tener la ayuda psicológica y social adecuadas. No voy a engañar a nadie, la depresión es un estado mental que nos hace sentir como si no valiésemos nada, ni le importásemos a nadie (sea así o no realmente, nos lo merezcamos o no). Y salir del abismo no es fácil, es un sendero muy largo y tortuoso del cual no todo el mundo sale. La mayoría de la población sufre depresión y no buscan terapia psicológica, incluso muchas veces no lo reconocen. Por un lado, es muy complicado conectar con alguien que está así y que esa persona saque las fuerzas y la actitud necesarias para dejar malos hábitos, conductas, o incluso malas compañías. Es muy duro, y solo nosotros mismos tenemos la capacidad de enfrentarnos a todo eso que nos hace daño (ya sean recuerdos, personas, lugares…). 
En mi caso crecí rodeada de personas que minaban mi ser a muchos niveles, lo único que me salvó de cometer locuras fue que llegase a mi mente este concepto: “Nadie va a cuidar de ti mejor de lo que lo harás tu misma”, ¿Por qué? Porque toda esa gente que me rodeaba en la mayoría de los casos no cuidaba bien de mí. Era una realidad a gritos. Esto no significaba que no pudiese haber gente en el mundo que me tratase bien, con amor y respeto, sino que yo tenía que aprender a quererme y ser responsable de mí misma. Tenía que aprender a decir que no física, psicológica e incluso socialmente. Cuando somos niños y adolescentes es muy duro porque no puedes escapar del entorno sin ponerte en una situación peor aún. Y cuando eres un adulto y careces de medios económicos para independizarte también. 

En otros casos el problema es que la gente tiene traumas y en vez de reflexionar y luchar por liberarse de esos círculos y conductas de mierda, se dedican a permanecer en ellos y a seguir alimentando los malos actos por miedo al cambio. Esto es terrible, esta gente lleva un verdadero infierno y tormento en su vida y en su mente. Me pasé años haciendo el estúpido y metiendo la pata en más de una ocasión por imitar malas conductas o por intentar encajar con esas personas de mi entorno que las practicaban. Cuando las religiones nos hablan de no ser débiles, de no caer en el mal o la tentación, se refieren a eso. A no dejarnos llevar por las malas compañías o los malos actos en general. Puede llegar a ser muy duro, pero hay que aprender a decir que no cuando se sobre pasan con nosotros o con otras personas, de forma firme y seria. Y si no nos respetan debemos buscar ayuda en la policía, en asuntos sociales, en los tribunales, en la terapia psicológica. Y hablo de todo esto desde la sinceridad, sin autoengaños ni manipulación. Tenemos que aprender a ser “jodidamente sinceros con nuestra propia mierda”. Tenemos que ser capaces de ver la realidad desde el exterior de nuestro cascarón, de ver lo que hemos hecho bien o en qué hemos obrado mal. Por su puesto, este proceso hay que aplicarlo a las personas que nos rodean sopesando quien merece la pena o no. Es muy duro, pero necesario. La terapia con un especialista de la salud mental a poco bueno que sea, nos ayudará a dar estos pasos y a ver qué es lo que hacemos mal pero no percibimos porque nos sentimos muy cabreados o vulnerables (en este proceso es normal sufrir pataletas o berrinches que se pasan y dan paso a que seamos más capaces de ver la vida con más madurez). Además, debemos aprender a analizar las críticas para apreciar hasta qué punto tiene razón quien las hace o si somos victimas de juegos de manipulación y maltrato. 

sábado, 22 de octubre de 2022

Fotógrafa Anna Petina

Hace poco encontré la obra de esta fotógrafa en redes sociales. Al principio pensé que eran bodegones pintados a mano, pero al fijarme mejor me di cuenta de que eran fotografías retocadas. Me resultó llamativo ver que la autora usa un instrumento como la fotografía para dar un resultado que asemeja el retrato clásico de naturaleza muerta (https://1x.com/anyula). 


sábado, 15 de octubre de 2022

Experiencia con plantas medicinales y la menstruación


De lo primero que oí hablar hace años fue de la infusión de manzanilla, a mí no me ha ayudado. A día de hoy no creo que la infusión de manzanilla sin más ayude a solucionar los problemas menstruales. De hecho, si tomas a menudo o diariamente manzanilla o tomillo (siendo mujer), terminarás teniendo perdidas de sangre entre periodo y periodo. Por esto las mujeres embarazadas no pueden tomarla (entre otras)…Pero a pesar de esto es cierto que la manzanilla puede calmar un poco el mal estar de los síntomas de la menstruales.
Lo segundo que llegó a mis oídos fue el aceite de onagra en capsulas, pasé años tomándolo como indican las instrucciones, y he de reconocer que los dos primeros años me ayudó a encontrarme un poco mejor. Pero después comenzó a sentarme mal. Me vi obligada a dejar de usarla en uso interno. En la herboristería donde me la vendían me decían que era para tomarla toda la vida… Muy lejos de la realidad, mi cuerpo dijo ¡Basta! 
Lo siguiente fue buscar información en el libro de María Treben “Salud de la botica del señor”, (no me cansaré de aconsejar este libro). Encontré un tratamiento con tisana de muérdago, lo probé, pero como sufría diarrea crónica desde hacía años no puede terminarlo ya que puede irritar el intestino. Aun así, me sanó de forma considerable ya que equilibra la tensión, las hormonas, etc. Por fin conseguí tener menstruaciones de flujo normal y con unos dolores leves que me permitían hacer ejercicio moderado… ¡Había recuperado mi salud de los 17 años! Estaba muy contenta, me había curado de mi enfermedad crónica provocada por el Diane Diario 35. 
Pasaron los meses me pusieron la primera vacuna de Pfizer, y volví a estar incluso peor. Y cuando me pusieron la segunda dosis de Pfizer (vacuna contra el Corona Virus), me puse muy mal con los síntomas y comencé a tener unas menstruaciones monstruosas… Más anemia, más tensión baja, más días enferma todos los meses. Y seguía con la diarrea crónica debido a que mi médico de familia no me hacía caso. 
Volví a consultar el libro de María Treben, esta vez encontré el remedio de las gotas del amargo sueco, o hierbas suecas. Comencé a tomarlo como indica en el libro, poco a poco con los meses voy mejorando. Lo malo de este tratamiento es que debes pasar casi dos años tomándolo O.O 
Si no fuese por estos dos últimos remedios naturales habría muerto desangrada por las menstruaciones, y no hablemos de la anemia de hierro. Y como mucho ingresada en el hospital para que me quiten el útero y demás, dejándome estéril y con dolores menstruales hasta la edad de la menopausia (ósea, jodida igualmente). Es como cuando te amputan un pie, por ejemplo, el pie te sigue doliendo o picando debido a la memoria del cuerpo. 
Es muy triste que en pleno siglo XXI se base la medicina en alimentar multinacionales, en vez de sanar a la gente de verdad, dejando la cirugía y ciertos medicamentos solo para cuando es realmente necesario. 
También he de reconocer que tomar infusión de ortiga verde u ortiga mayor durante la semana de menstruación ayuda a que nos encontremos mejor debido a que ayuda a producir más glóbulos rojos, permitiendo reducir la anemia que nos produce más dolor y cansancio en el cuerpo.  
Y en el caso de tener el abdomen hinchado y dolorido, una infusión de: manzanilla, caléndula y salvia es beneficiosa también, pero sin abusar claro. No toméis más de una infusión al día.

sábado, 8 de octubre de 2022

Mermelada de calabacín (1 tarro de 350 gramos)

Necesitamos 6 u 8 rodajas de un dedo de grosor de calabacín muy grande (de más de un puño de diámetro), lavadas, peladas y cortadas en pequeños cuadrados, 4 cucharadas de azúcar con un poco de copete, y el agua justa para cocer el calabacín. Ponemos estos ingredientes a cocer a fuego medio en una cazuela durante 30 minutos, removiendo cada 5 minutos y añadiendo un poco de agua cuando sea necesario. Una vez esté el calabacín cocido, apagamos el fuego y añadimos un sobre de gelatina neutra en polvo de 10 gramos (de poco en poco y removiendo bien con unas varillas). Exprimimos medio limón mediano y mezclamos bien el zumo con la mermelada de calabacín. Ahora podemos dejarlo así o batirlo con la batidora, rellenar un tarro de 350 gramos hasta dejar 1 dedo de altura sin rellenar, cerramos bien y dejamos boca abajo hasta que se enfríe. Entonces guardamos el taro en posición normal en la nevera. Si añadís la gelatina quedará con textura de gelatina, cuajado. Sin gelatina quedará como en la fotografía, más líquido. 


Fotógrafa Cristina García Rodero

Me frustra no poder encontrar autores y autoras de fotografía que me interesen, siempre se hablan de los mismos. Hoy he encontrado esta auto...