Aquí va uno de mis experimentos cotidiano con lentejas.
Primero colocamos a remojo 6 puñaditos de lentejas medianas (2 por comensal), cubiertas de agua en un cuenco, y con 1 cucharadita de bicarbonato. Removemos, dejamos reposar y al día siguiente retiramos el agua y las volvemos a cubrir de agua con la cucharadita de bicarbonato.
Pasados 2 días lavamos de nuevo las lentejas y las escurrimos. Mientras colocamos en una olla mediana: caldo de
coliflor (que hemos guardado 3 días máximo en el frigorífico), 2 cucharadas rasas de sal gruesa (si el caldo de coliflor está salado añadid solo 1), 1 cucharada de tomillo, 2 ajos
pelados, y 2 puñados de setas congeladas y troceadas (níscalos en mi caso). Añadimos las lentejas y si fuese necesario agua (debe cubrir por 2 dedos de altura las lentejas). Ponemos la olla a fuego alto y cuando comience a hervir el agua, la cerramos y colocamos la tapa en posición normal o 1. Cuando coja presión la válvula, bajamos a fuego medio-alto (al 7) y esperamos 20 minutos. Ahora freímos media berenjena troceada en cuadraditos y con poco aceite en una sartén o plancha durante unos 15 minutos aproximadamente.
Cuando doren los trocitos de berenjena, los escurrimos de aceite con ayuda de una espátula y los mezclamos con las lentejas ya cocinadas.
Me encantó como quedaron aquel día las lentejas.
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