viernes, 14 de febrero de 2020

Cuando los demonios nos persiguen

Da igual en qué tipo de familia crezcamos, más negativa o positiva, si llegado el momento comenzamos a pasarnos el día pensando siempre en experiencias que nos hacen sentir mal tenemos un problema serio. Supongo que desde un punto de vista más social se podría decir que uno es depresivo, obsesivo, o que está majareta. Le buscamos un significado tan falsamente científico a las cosas que terminamos estigmatizando todo. En muchas ocasiones los problemas tienen cura o solución, una adecuada por su puesto, pero la tienen. Y suele ser necesario la ayuda de alguien externo que no se pase el día odiándonos por no parecer perfectos. Nadie lo es, nadie. Pero hay personas que a pesar de lo que aparentan son muy débiles. Y su forma de ocultar esto no consiste solo en llevar puesta una máscara, sino en pasarse el día lanzando balones fuera. Ósea se, haciendo que otros se fijen de manera constante en los supuestos defectos de aquellos a los que envidian y odian, debido a los sentimientos de inferioridad que ellos mismos esconden en su interior. Estos ataques tarde o temprano provocarán traumas y malas experiencias en las personas que los reciben o incluso en otras del entorno. Y muy probablemente llegará el día en que nos venga a la mente de forma casi constante todas esas experiencias nefastas, incluso llegando a pasar muchas horas hablando de ello… El infierno en nuestra propia mente. 
Lo primero que aconsejo, escribir sobre ello y guardadlo en un diario por si acaso. Segundo consejo, estar así ni es normal ni es bueno por lo que cada vez que vengan a vuestra mente cosas negativas imaginad que lleváis la escena lejos de vosotros y que os quedáis en un lugar tranquilo y lleno de paz, (entre nubes de colores suaves, por ejemplo, o un jardín de en sueño). No importa las veces que tengáis que hacerlo, sed constantes. Si os viene una voz a la mente que os recuerda constantemente cosas malas (-Porque te han hecho esto, y te han dicho lo otro…-), decidle mentalmente que eso no os interesa. Tercero, donde no se os respete ni valore, no estéis. En cuanto podáis marcharos, aunque os cueste años conseguirlo. 
Estos demonios que nos persiguen por doquier (y me refiero a los del bajo astral) no tienen ningún derecho a alimentarse de esa manera. Son una serie de actos a los que si les das riendas suelta terminan acabando contigo en muchos aspectos. ¿Y todo por qué? ¿Por qué gente débil cayó en la tentación de comportarse de forma muy poco humana? ¿Por qué los demonios nos acechan por todas partes a todos? El infierno está ahí abajo no aquí en el medio. No tienen derecho a estar aquí con una presencia tan notable. Y nosotros tenemos la obligación de aprender a mantenerlos a raya. Y no hay nada como empezar a cambiar el mundo desde nuestro propio interior. Podemos dejar de prestar atención a tantas malas energías, y comenzar a fijarnos más en cosas cotidianas y banales, para después centrarnos más en cosas bellas y positivas. Cuando nos pasamos la vida machacándonos a nosotros mismos o a otras personas con cosas negativas les damos un poder sobre nosotros que no les corresponde (y esto va tanto por el maltratador como por el maltratado). 
Y si alguien os regaña o riñe porque cree que hacéis algo mal, reflexionad sobre la situación e intentad madurar si os veis capaces, incluso buscad terapia psicológica. Pero no permitáis que esa persona os machaque eternamente por ello (alejaros, decidle que pare su comportamiento, y si es necesario denunciadlo). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Fotógrafa Cristina García Rodero

Me frustra no poder encontrar autores y autoras de fotografía que me interesen, siempre se hablan de los mismos. Hoy he encontrado esta auto...