Llevo años viendo esta receta en un libro de casa, y
por fin hemos echado valor para prepararla. Es algo compleja, pero merece
la pena probarla, tendremos una tarta suave y ligera pero deliciosa al mismo
tiempo... Es la clásica tarta Norte Americana "Lemon pie" pero de mandarina.
Para empezar a hacer esta tarta lo primero que debemos hacer
es la base (de pasta quebrada con extras), es parecida a una base de galleta. Primero
añadiremos 260 gramos de harina junto con media cucharadita de sal, 175 gramos
de mantequilla cortada en dados. Con las manos mezclaremos bien todo hasta obtener
una masa homogénea como desmigada. Luego añadiremos la cascara rallada de 1 limón,
2 cucharadas normales de azúcar, 3 cucharadas de zumo de limón y otras 3 de agua
fría. Volvemos a amasar bien todos los ingredientes, al principio será una masa
pegajosa, pero según vayamos amasando ira tornándose en no pegajosa y firme (lisa
y maleable). Ahora colocaremos un papel de hornear y pondremos la masa encima
para darle una forma circular de 1 centímetro de grosor, hasta que sea de mayor
tamaño que el molde donde la pondremos (de tarta de 25 cm de diámetro).
Una vez colocada en el molde tenemos que formar un borde
algo mas grueso que la base para que retenga bien el relleno, después
pincharemos la base con un tenedor haciendo hileras de agujeritos, y untaremos un poco de mantequilla fría derretida por la pasta. Colocamos el papel
de horno que utilizamos tapando bien la pasta porque tenemos que echar encima 1
kilo de garbanzos para que la masa no suba y mantenga su forma. Introducimos la
masa al horno precalentado previamente a 190 grados Centígrados durante 30
minutos. Pasado este tiempo, sacamos el molde sujetando desde la base con guantes, retiraremos el papel de horno junto con los
garbanzos para introducir la base otra vez en el horno durante sólo 10 minutos
más para que termine de cocinarse. Sacamos el molde del horno, y en un tazón
añadimos: 2 cucharadas de azúcar, 2 cucharadas de pan rallado y 5 granos de cardamomo
molidos en el mortero (retirando la vaina y dejando únicamente las semillas
machadas). Lo removemos y espolvoreamos el fondo de la tarta mientras está
todavía caliente.
La segunda parte es preparar la crema de limón u otro
cítrico que os guste (en mi caso de mandarina). Para realizar el relleno de
mandarina pondremos una cazuela pequeña y baja a fuego medio he iremos
añadiendo: cáscara de mandarina rallada y 2 mandarinas exprimidas (con ayuda de
un colador y un mortero, o usando una licuadora), 200 gramos de azúcar, 3 huevos
enteros batidos, y 250 gramos de mantequilla. Removemos con una cuchara de
madera durante 5 minutos, entonces tamizamos con un colador poco a poco 4 cucharadas
con un poco de copete de Maizena. Una vez estén bien integradas removemos sin
cesar a fuego medio hasta que la crema quede espesa (si quedan grumos ayudaros
con batidora). Esperamos a que temple y la extendemos en la base de la tarta,
pero sin llegar a cubrirla por completo. Debe haber un dedo casi de altura sin
cubrir el borde. Introducimos la tarta en el frigorífico.
Y tercera parte por fin, el merengue. Para realizarlo
separamos 6 claras de huevos de sus yemas (estas las reservamos en el
frigorífico para cocinarlas otro día a modo de tortilla por ejemplo). Mezclamos
225 gramos de azúcar con 1 cucharada de Maizena, comenzamos a batir las claras
en un cuenco grande con un movimiento amplio para que coja más aire el
merengue. Encendemos el horno a 150 grados Centígrados en modo gratinado.
Seguimos batiendo y cuando comiencen a blanquear el merengue un poco añadimos
poco a poco el azúcar con Maizena, seguimos batiendo con paciencia (si os
cansáis mucho usad una batidora con varillas), añadimos un poquito de agua
mineral si el merengue se seca, y seguimos batiendo y batiendo hasta obtener un merengue blanco como
la nieve y consistente. Que apenas se mueva del bol al inclinarlo (hay que
tener paciencia, pero al final aumenta de volumen). Sacamos la tarta de la
nevera y volcamos el merengue en ella de forma más o menos regular, haciendo
formas sinuosas con un espátula o cuchara. Metemos la tarta en el horno ya
calentado a 150 grados Centígrados en modo gratinado, y vigilamos porque en un
minuto aproximadamente se tostará un poquito el merengue. No debe quemarse,
solo dorarse así que vigilad todo el tiempo (abrid la puerta del horno un
poquito si es necesario), y en cuanto dore el merengue sacadla. Se puede comer
templada o fría, como más os guste. Con una tarta de estas dimensiones tenéis 8 raciones por
lo menos. Y si os parece mucho trabajo preparad la masa 1 día y al día siguiente los rellenos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario