Cuando los problemas nos asedian y no encontramos solución por medios comunes o habituales, nos desesperamos. Entonces, cuando estamos totalmente desesperados intentamos buscar ayuda en lo imposible. Y cuando lo imposible juega con la fe, la espiritualidad y lo mágico (ojo que de esto no se libra lo científico porque estafas hay en todas partes), entonces llegan las sectas y la gente que nos saca el dinero con supuestos remedios milagrosos.
No quiero decir que no sean de ninguna ayuda algunos libros, tiradas del destino orientativas, o algunos rituales sin drogas ni abusos que te permiten liberarte... Pero después de todos estos años trabajando con lo mágico, lo espiritual y lo religioso, me he dado cuenta de lo relativo, lo sutil o incluso lo inútil que llegan a ser muchas cosas. Lo espiritual no te cura como una aspirina (la pagas, te la tomas y ya está). Es un camino lleno de detalles, profundo, que te exige ser paciente, perseverar, hacer las cosas despacito y con buena letra. Es cierto que en situaciones puntuales una limpieza energética potente ayuda, pero también lo es que cuando arrastras muchas cosas negativas dañinas (traumas, mucha magia negra, miseria, enfermedades, etc), tus problemas no se van a solucionar de la noche a la mañana. Es un camino lento y sinuoso como mínimo. Por mucho que te lean las líneas de la mano o te echen las cartas, no vas a mejorar los síntomas de tu mal. Estas herramientas nos pueden orientar o no. Pero limpiar las malas energías, las entidades dañinas, y la magia negra requiere: prueba y error, estudiar, reflexionar sobre nuestros actos y los de los demás, contemplar la situación desde diferentes puntos de vista, meditar, limpiezas energéticas constantes, cambiar actitudes y rutinas de nuestra vida... Y siempre ser conscientes de que hay cosas malas en esta vida con las que tenemos que vivir. Hagamos lo que hagamos van a estar ahí, debemos trabajar a nivel psicológico y espiritual. Y continuar hacia delante como la vida nos lo permita, porque hacer pactos con el mal o la mafia nos van a acarrear más problemas aún. Los atajos y las trampas se pagan muy caros al final. Es muy duro, pero hay cosas que debemos dejar atrás, y otras que debemos cargar cual penitente (no tiene porque ser un castigo, quizás es algo de lo que debemos sacar fortaleza y sabiduría extras).