Vi esta receta en esta web (https://www.directoalpaladar.com/recetas-de-huevos-y-tortillas/pastel-tortillas-receta-que-te-van-a-pedir-otra-vez), y no pude resistirme. A día de hoy puedo decir que es una de mis recetas favoritas.
El primer paso es preparar los ingredientes de todas las tortillas.
Para la tortilla de
espinacas: hervimos 200 gramos de espinacas frescas en un cazo con un poco de
agua junto con 3 ajos grandes cortados en láminas finas, a fuego suave durante
15-20 minutos. Escurrimos bien y cortamos un poco los ingredientes, los mezclamos
con queso rallado (uno de sabor suave), y reservamos en un cuenco.
Para la tortilla de
calabacín: Pelamos y picamos media cebolla grande. Lavamos y cortamos en dados
medio calabacín pequeño. Calentamos medio dedo de aceite en una sartén y
freímos a fuego medio (en nuestra vitrocerámica a 5 de 9 que sería el máximo),
durante 20 minutos. Escurrimos bien y reservamos también.
Para la tortilla de
patata: Pelamos y picamos la otra media cebolla que nos sobro. Pelamos y
laminamos 2 patatas pequeñas. Calentamos otro medio dedo de aceite en una
sartén y freímos a fuego medio durante 20 minutos. Escurrimos bien el aceite y
reservamos en un bol.
Ahora, añadimos 2
huevos batidos a cada uno de los ingredientes de cada tortilla, salamos al
gusto y cuajamos las tortillas una tras otra a fuego medio para que el proceso
sea más rápido. Usamos para ello una sartén para tortillas de 18 cm de
diámetro, con un poco de aceite para que no se peguen, y volteamos para
cocinarlas por ambas caras.
Después colocamos las tortillas sobre un plato de barro que sea apto para el horno. Primero colocamos la tortilla de patata, luego la de calabacín y, por último la de espinacas. Una vez hecho esto hacemos una bechamel, en una cazuela pequeña añadiendo un trocito de mantequilla, una pizca de sal, de orégano y de pimienta. Cuando la mantequilla este derretida vertemos unas 3 cucharadas de harina de trigo normal y removemos bien para cocinar todo un poco. Después vamos echando leche sin dejar de remover hasta conseguir una textura cremosa. Una vez la bechamel esté a nuestro gusto retiramos del fuego y la agregamos por encima de las tortillas. Acto seguido espolvoreamos queso rallado por encima (el que os guste y a vuestro gusto), y metemos todo a gratinar al horno a 200 grados hasta que el queso se dore... Y listo.
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