Buscando recetas de croquetas diferentes encontró mi pareja
este enlace: https://www.directoalpaladar.com/recetas-de-aperitivos/receta-de-croquetas-economicas-de-setas
La verdad es que tiene buena pinta, pero yo en mi creatividad innata decidí echar solo 6 champiñones frescos y medio calabacín mediano troceados. Y resultó ser buena idea, quedaron unas croquetas bastante buenas.
Para hacer esta receta empezamos partiendo en trocitos media cebolla blanca y la echamos en una sartén con un poco de aceite para ir pochándola a fuego medio, después añadimos con la cebolla: medio calabacín pequeño y 6 champiñones, todo cortado en trocitos o daditos. Y lo freímos todo en su punto junto con la cebolla, una pizca de sal y de pimienta al gusto. Hay que vigilar el punto de sal a la hora de hacer la bechamel ya que nos puede quedar o muy soso o muy salado.
Una vez pochada en su punto la verdura añadimos un trozo de mantequilla, con dedo y medio bastara, y esperamos a que se derrita completamente. Después agregamos la harina (yo lo suelo hacer a ojo) sobre unas 6 cucharadas colmadas de harina de trigo normal, y la cocinamos un poco para que no nos quede el sabor a crudo de la misma. Una vez hecho esto vamos añadiendo poco a poco medio litro de leche entera sin dejar de remover y 1 pizca de nuez moscada.
Cuando hemos añadido toda la leche, seguimos removiendo a fuego medio para que la mezcla espese hasta adquirir un toque cremoso (si quedara muy espeso se puede añadir un poquito más de leche hasta que quede con la textura adecuada). Sabremos que esta lista la masa de las croquetas cuando al remover esta se despegue completamente de la sartén sin dejar ningún residuo tras de sí. Una vez lista vertemos la masa de las croquetas en una fuente de cristal y dejamos enfriar de 3 a 4 horas en el frigorífico. Antes de introducir la masa en el frigorífico debe estar fría o templada como mucho.
Después de transcurrido ese tiempo, sacamos la masa del frigorífico y la cortamos en trozos del tamaño que más nos guste, (aquel día nos salieron en total 24 croquetas). Vamos pasando los trozos por harina, después huevo y finalmente pan rallado. Llegado este punto tenemos dos opciones: guardarlas en bolsitas herméticas y meterlas al congelador para cocinarlas cuando mas apetezca (no las aplastéis), o poner la sartén con aceite a fuego medio y freírlas hasta que se doren y servir para comer.
La verdad es que tiene buena pinta, pero yo en mi creatividad innata decidí echar solo 6 champiñones frescos y medio calabacín mediano troceados. Y resultó ser buena idea, quedaron unas croquetas bastante buenas.
Para hacer esta receta empezamos partiendo en trocitos media cebolla blanca y la echamos en una sartén con un poco de aceite para ir pochándola a fuego medio, después añadimos con la cebolla: medio calabacín pequeño y 6 champiñones, todo cortado en trocitos o daditos. Y lo freímos todo en su punto junto con la cebolla, una pizca de sal y de pimienta al gusto. Hay que vigilar el punto de sal a la hora de hacer la bechamel ya que nos puede quedar o muy soso o muy salado.
Una vez pochada en su punto la verdura añadimos un trozo de mantequilla, con dedo y medio bastara, y esperamos a que se derrita completamente. Después agregamos la harina (yo lo suelo hacer a ojo) sobre unas 6 cucharadas colmadas de harina de trigo normal, y la cocinamos un poco para que no nos quede el sabor a crudo de la misma. Una vez hecho esto vamos añadiendo poco a poco medio litro de leche entera sin dejar de remover y 1 pizca de nuez moscada.
Cuando hemos añadido toda la leche, seguimos removiendo a fuego medio para que la mezcla espese hasta adquirir un toque cremoso (si quedara muy espeso se puede añadir un poquito más de leche hasta que quede con la textura adecuada). Sabremos que esta lista la masa de las croquetas cuando al remover esta se despegue completamente de la sartén sin dejar ningún residuo tras de sí. Una vez lista vertemos la masa de las croquetas en una fuente de cristal y dejamos enfriar de 3 a 4 horas en el frigorífico. Antes de introducir la masa en el frigorífico debe estar fría o templada como mucho.
Después de transcurrido ese tiempo, sacamos la masa del frigorífico y la cortamos en trozos del tamaño que más nos guste, (aquel día nos salieron en total 24 croquetas). Vamos pasando los trozos por harina, después huevo y finalmente pan rallado. Llegado este punto tenemos dos opciones: guardarlas en bolsitas herméticas y meterlas al congelador para cocinarlas cuando mas apetezca (no las aplastéis), o poner la sartén con aceite a fuego medio y freírlas hasta que se doren y servir para comer.
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